Datcher empezó todo
Mi aventura en la educación canina empezó hace varios años ya, cuando decidí adoptar a Datcher, el perro más loco que he conocido jamás. ¡Claro!, en ese momento yo no sabía que Datcher tenía problemas, solo sabía que era un perrito bastante grande, que ya tenía 11 meses, había pasado toda su vida encerrado y querían deshacerse de él… eso me partió el corazón. Decidí llevarlo a casa.
Mi querido Datcher
Se podrán imaginar que Datcher era un desastre: Agresivo, mordía bastante duro; destrozaba todo (en especial la ropa de mi abuelo), desobediente, brincaba en los sillones de la casa… en fin. En casa ya estaba pasando, lo que sucede en muchos otros hogares: se estaban cansando, y era probable que él tuviera que irse, pero yo no podía aceptar eso porque lo amaba. Entonces decidí que lo iba a convertir en el mejor perro de todos.
Un cambio que ayudaba a otros
Ese fue el momento en que todo dio inicio. Empecé a leer cientos de libros sobre comportamiento canino y enorme cantidad de artículos científcos, e iba practicando con Datcher lo que aprendía. Unas cosas funcionaban, otra no tanto, pero lo que funcionaba, ¡era como magia! ¡Estaba entendiendo a mi perro a un nivel que nunca había imaginado!
Las personas cercanas, al ver los cambios en Datcher, se sentían intrigadas, y me pedían ayuda, pero habiendo, hasta ese momento, solo trabajado de esa forma con mi perro, no me sentía seguro de cómo ayudarles así que solo daba un consejo por acá y por allá sobre lo que había aprendido. ¡La sorpresa era cuando volvían a mí fascinados!, pidiéndome más ayuda porque estaban experimentado lo mismo que yo: ese bello sentimiento de ver el cambio en nuestra mascota, y que ellos, los perros, parecían disfrutar tanto.
Poco a poco me fui involucrando, para ayudar a lograr con otros perritos, lo que había logrado con Datcher
A estudiar se ha dicho
Yo era entrenador fitness, algo que estudié, porque quería ayudar a las personas a cambiar su vida. Así, volví a encontrarme con ese sentimiento, pero ahora en algo que sentía era más noble porque no solo ayudaba a las personas a cambiar sus vidas, sino a estos hermosos animales que, como había descubierto, no eran terribles, solo necesitaban ser comprendidos.
Bajo ese nuevo descubrimiento, empecé a llevar cursos y capacitaciones, motivado por la idea de ayudar de forma más profesional a las personas con sus mascotas. Progresivamente pasé de solo dar solo consejos, a atender directamente a más cantidad de personas y educar a sus perros. Entre más práctica tenía, mejores eran los resultados, incluso atendí a personas cuyos perros habían sido entrenados en otros lugares, pero me decían que a ellos no les hacían caso y seguían siendo un caos en la casa, sin embargo, con la metodología que había ido desarrollando, habíamos logrado que por fin les hicieran caso a ellos y fueran obedientes. ¡Saber eso solo me llenaba de más motivación y alegría!
Sabiendo que a ahora mi vida iba a estar ligada a estos bellos animales para siempre, decidí titularme y dedicarme 100% a esta profesión.
Datcher, algo despistado, y yo, en nuestros inicios, capacitándonos y aprendiendo juntos
La misma filosofía
Fue justamente durante ese periodo que conocí a una de las mejores educadoras que he conocido jamás (personalmente, para mí es la mejor), Laura, que me tomó bajo su tutela y me siguió instruyendo en muchos más aspectos del comportamiento canino. Conectamos en nuestra filosofía: Educar a los perros priorizando ese vínculo de comunicación, afecto, y sobre todo con mucho, muchísimo amor.
Finalmente conocí también a los que serían mis compañeros hoy en día de LineUp Dog, no solo Laura, sino Ana y Josué, personas maravillosas con quienes tengo el honor de compartir en este mundo lleno de bellos animales y de quienes siempre aprendo algo nuevo.
Y aquí estoy, aún sigo aprendiendo, capacitándome, porque la educación es algo diario y de toda la vida (lo que me ha llevado a acreditarme con importantes instituciones a nivel internacional), y ayudando cada vez a más personas con sus mascotas y que a cambio me regalan su eterna amistad…
Y Datcher, bueno, él aún es mi perro loco, pero a quien amo que sea así porque ahora es una locura diferente, de felicidad y energía, con una esencia que no deseo que cambie nunca, y aunque quizás esos 11 meses encerrado siempre le afectarán en menor medida, hemos logrado entendernos a la a otro nivel y ahora simplemente perfecto para mí, ¡ah!, y ya no es agresivo, ni desobediente, y claro, tampoco destroza nada, mucho menos la ropa mi abuelo. Nadie se imaginaría lo que una vez fue, ni el cambio que provocó en mi vida.