«A principio de año sufrimos la pérdida de la alfa de la casa, quien mandaba y se hacía respetar. Nuestro perro Panda, un pastor Australiano en ese entonces cachorro de 9 meses decidió tomar su papel y adoptó comportamientos protectores: Agresivo con otros animales, siempre atento a sus amos y pensando que estaba haciendo el trabajo dejado por la muerte de la otra perrita.
Buscamos ayuda con Josué, entrenador serio y responsable que comenzó con una entrevista a los dueños, no al perro. Existen malos dueños, no malos perros. Por dicha no era nuestro caso, pronto se dio cuenta del amor que tenemos en nuestra casa y el cariño que le tenemos a nuestras mascotas.
Él muy atinadamente supo como manejar una raza complicada, territorial, con afán de proteger y mostrando signos agresivos que no supimos manejar.
Nuestro sueño: estar con otros perros en un plano social, sin un bozal, sin peleas de por medio, sin estar pendientes.
Hoy y gracias a la correcta lectura de Josué, quien muy humildemente dice que no es un logro suyo si no del trabajo que tuvimos, ¡hemos logrado un avance increíble! Socializando incluso sin bozal con otros perros.
Cada vez más creyentes de que el cambio se puede lograr, y que Panda dejará lo que adoptó como suyo por el impacto prematuro de una pérdida sufrida.»